SAN JUAN BOSCO: FIESTA 31 DE ENERO
Maestro y padre de la juventud - Sacerdote, fundador de la
Congregación Salesiana y la Congregación de las Hijas de María
Auxiliadora; especial amigo de los jóvenes; y un hombre, que nos
manifiesta con su vida que la compasión hacia los hermanos nacida del
amor a Dios y a la Santísima Virgen nos lleva a realizar obras
extraordinarias.
En 1815 nació en la aldea de Becchi, al norte de Italia. Sus padres eran campesinos y de vida muy humilde.
A los nueve años de edad tiene una visión. En ella descubre su
vocación de sacerdote, y le despierta un gran interés por ganar a los
adolescentes para la fe cristiana. Ésta sólo sería la primera de muchas
visiones a lo largo de su vida.
A los veinte años entró en el seminario de Chieri y fue ordenado en
1841. Luego, viaja aTurín a comenzar su labor celebrando su primera Misa.
Visitando las cárceles y los hospitales observa con
compasión que los jóvenes viven en focos de vicio y de peleas. Ociosos y
desolados terminan prisioneros por robo o a causa de las rivalidades
que se daban en las calles. El 8 de diciembre de 1841 nace el Oratorio Salesiano, donde los jóvenes veían en Don Bosco un padre y
un maestro, su admiración llevaba a algunos de ellos a querer ser cómo
él. El 26 de enero de 1854 funda la Congregación Salesiana.
Diez años después se pone la primera piedra del Santuario de María
Auxiliadora en Turín. Ocho años más tarde inicia la Congregación de las
Hijas de María Auxiliadora (Salesianas) cuya labor era la misma que para
los jóvenes pero entre las niñas.
“La Eucaristía y la Virgen son las dos columnas que han de sostener nuestras vidas”. Y también decía: “Sed devotos del Papa, es una de nuestras principales devociones”
“Salud, sabiduría, santidad” (son las tras « S» en las que insistía Don Bosco)
Murió en el amanecer del 31 de enero de 1888. A los salesianos que están en torno a su lecho les dijo: "Quereos como hermanos. Haced el bien a todos, el mal a nadie... Decid a mis muchachos que los espero a todos en el Paraíso."
Así concluyó la vida de este santo que supo llevar adelante su obra
como resultado del amor a Dios, la compasión por sus hermanos y la
confianza en la Divina Misericordia. Para él la santidad consistía en
“estar siempre alegres”; y la alegría es nada menos que aquella gracia
que se nos otorga cuando sabemos dilucidar la misión que Nuestro Señor
espera de cada uno, y entregamos la vida para el cumplimiento de su
Voluntad, como nos enseñó San Juan Bosco con cada una de sus acciones.
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